En el marco del cumpleaños del director de cine, Pedro Almodóvar, y en conmemoración de su basta filmografía y trayectoria, el pasado 24 de septiembre el equipo del centro cultural Tierra Luna presentó un evento único, dividido en dos partes que se maridaban entre sí como un buen plato de gazpacho con patatas bravas para despedir el calor y curar los males.

Pedro Almodóvar tenía en su visión algo claro, y es que cuando rodaba esas películas no le estaba hablando al público comercial de siempre acostumbrado a las películas de acción norteamericanas que explotaban alrededor de 1990. Se dirigía a un público más bien censurado y nos ponía en situaciones trágicas por parte de quienes él solía ver con admiración.
Todo sobre mi madre, La mala educación, Carne Trémula y otras obras de su galería son tragedias contadas desde el más profundo de los amores a la autenticidad, porque el mundo no es un lugar derecho y entre tantas aristas hay personas que deciden ser reales en medio de un mar de máscaras. Como dice Agrado en Todo sobre mi madre: “una es más auténtica en cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma”.
Victoria Fantasmal, Catalina Fantasmal, Verona Ladrona y La Tormenta lo tienen claro y entre fragmentos de los filmes nos entregaban un performance intermedio al estilo más español en honor a los personajes del director. El esfuerzo, el trabajo detrás y el compromiso que cada una tiene con su proyecto es de reconocer hasta lo más mínimo, pues el maquillaje, el vestuario, el performance, la elocuencia y la pasión siempre corre por ellas.
Catalina Fantasmal nos entregó una canción increíble después de un monólogo de Dolor y Gloria, que hacía derramar lágrimas y sentir ese dolor rasgando el alma. Su vestuario y maquillaje deslumbraban.

La Tormenta hizo la canción de Luz Casal en Tacones lejanos después de un contexto trágico entre familias. Y con el mismo dolor presentó una actuación espectacular que no podía más que evocar sentimientos en lo más profundo del espectador.

Victoria Fantasmal hizo el papel de Gael García Bernal en Todo sobre mi madre y presentó Quizás, quizás, quizás con la pasión intrínseca que evoca verla cantar esa canción.

Verona Ladrona nos regaló un monólogo a su propia voz de Kika, mostrándonos una danza y performance trágico-romántico con el que enamoró a su prospecto incluso después de la muerte.

Las cuatro drag queens y performers nos dieron una noche en un paraje español y el equipo de Tierra Luna se encargó de mantenernos inmersos en el ambiente de Almodóvar tal y como este hubiese querido. Ese compromiso por expresarse es inigualable y nos hace sentir con las llaves de nuestro corazón en la mano.
Por noches como esta, la ciudad xalapeña se siente más cerca de conocer fantasías internacionales que sólo podrían existir en la mente de un artista pero que, para nuestra fortuna, discurren aquí.
Autor: Alberto Grimaldo





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