Poder significa felicidad; poder es trabajar duro y sacrificarse”. 

Muchas veces cuando pensamos en la palabra éxito inmediatamente la atribuimos a las riquezas. Nuestra mente lo relaciona con cosas materiales; visualizamos una casa bonita (hasta cierto punto, lujosa), un buen carro (del año) o tener la cartera llena, de modo que se puede pensar que sólo así se ha alcanzado la plenitud. Podemos definir el éxito como: alcanzar lo que se desea mediante esfuerzos y sacrificios realizados para poder cumplir metas y objetivos. Es importante reconocer que este concepto varía dependiendo de cada persona, pues no siempre es únicamente económico. 

Aquí es donde entran los diferentes tipos de éxito, como el académico, cuando obtienes una buena nota y te sientes satisfecho contigo mismo; el romántico, cuando intentas conquistar a alguien y esa persona te responde de la manera esperada, ahí te das cuenta de que efectivamente has tenido éxito.  

Nadie puede decirte como sobrellevar tu camino al éxito porque las personas actúan y piensan de diferentes maneras. Por eso, desde un principio se necesita tener muy claro lo que se quiere pues es probable que el rumbo sea diferente si no se tienen claras las ideas y puede ser perjudicial durante el camino. Mejorar la mentalidad es una de las principales herramientas que hay que poner en práctica, ya que de esta manera se puede actuar con determinación y aprender a persistir. No hacer caso a los comentarios negativos y seguir adelante son de las tareas más difíciles pero cuando las pones en práctica te permiten llegar a lugares maravillosos. 

El éxito es sinónimo de felicidad. Esa sensación de victoria y de felicidad… cuando se sabe que se han logrado los objetivos, a pesar de las batallas, sacrificios, e incluso lágrimas. Es un sentimiento que no se puede describir con certeza. Sin embargo, si no obtienes lo que deseas, aun así hayas trabajado muy duro, es probable que se produzca frustración e infelicidad. La mayor parte del tiempo es de ahí, del fracaso, de donde viene la amargura. 

Así que es sumamente importante no desistir. Cuando fracasas te fortaleces. Es un hecho que no todas las personas reconocen. Si no fracasas no aprendes, no creces como persona y no te permites a ti mismo tener una visión distinta de la vida.  

Es cierto cuando la Universidad de Harvard menciona que “las personas exitosas alcanzan sus metas no sólo por lo que son, sino más a menudo por lo que hacen”. En lugar de las quejas y constantes descansos, es mejor tomar acciones al respecto y trabajar duro por lo que se desea, asegurándonos de disfrutar el proceso. “El éxito llega para todos aquellos que están ocupados buscándolo”, palabras dichas por el filósofo Henry Thoreau.  

Debo añadir que durante el proceso es de vital importancia entablar relaciones y aprender de lo que tiene cada persona para demostrarnos; cada persona es un mundo y saber relacionarnos puede ser muy beneficioso. Es por ello que hay que elegir con cautela las personas con las que nos rodeamos. La energía de cada una de ellas es de suma importancia, es recomendable rodearse de personas positivas que aporten valor a tu vida y no que resten.  

Es aquí donde entra la buena comunicación que se pone en práctica. Bien se dice que la comunicación es la clave del éxito, y es cierto. El buen uso de esta nos permite entender y comprender qué es la convivencia y la armonía de nuestro entorno. Podemos aumentar la productividad laboral mediante ella. Por esa razón es fundamental entender que la comunicación nos sirve para entablar relaciones y quién no sabe escuchar o busca imponerse ante cualquier situación busca muchos problemas y provoca discusiones que roban tiempo, y además de esto, no tienen sentido.

Por: Giovanna López Pérez

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