En los últimos años un clip en particular de la célebre actriz Maria Felix se ha
popularizado. Cada año, mientras más se acerca el 8 de Marzo, nos volvemos a
topar con ese momento de la entrevista en el que Verónica Castro cuestiona a La
Doña respecto a la igualdad de género, a lo que ella elocuentemente exclama: “En
un mundo de hombres como este, quiero avisarles que tengan cuidado”, nos
procura a todas en consejo. “Ahí viene la revancha de las mujeres” advierte con
completa severidad a los hombres.
Han pasado veintisiete años desde ese momento de la televisión mexicana y solo
ha pasado un año desde que las pantallas del mundo conocieron la película Do
Revenge: la más reciente interpretación de los peligros a los que se enfrenta una
chica adolescente. Es decir, la revancha efectuada por sus parejas
sentimentales.

La presente se entiende como “La publicación en Internet no consentida de
imágenes íntimas con la única finalidad de hacer daño”. Una dinámica en la que, la difusión inicial del post, trasciende a un nivel de circulación en el que varios usuarios secundarios lo comparten, a su vez, con el propósito de prolongar su difusión a costa de la integridad de sus víctimas.
Esta es la realidad que aborda la cinta de Jennifer Kaytin Robinson, Do Revenge.
En ella, su protagonista Drea es acreedora a una verdadera represalia institucional
cuando, tras descubrir que su novio ha filtrado el contenido que solo a él le había
confiado, lo golpea luego que éste negara la autoría del acto. La consecuencia de
Max, el perpetrador, es inexistente. En cambio, Drea es castigada por responder de
manera reaccionaría por lo que la directora de su escuela condiciona su estadía en
la preparatoria advirtiéndole que otro comportamiento en contra del bienestar de
Max será castigado con la revocación de su beca y eventual expulsión. Es así
como la película da su arranque para contar la historia de dos jóvenes chicas
prometedoras que buscan hacerse justicia a mano propia.
En esta ocasión, las motivaciones de Drea se originan por su necesidad de conseguir que su ex pareja afronte algún tipo de consecuencia real ante el agravo;
un sentimiento universalmente compartido por las sobrevivientes de la «revancha» y que pocas veces consigue concretarse. En la interpretación de Robinson, Drea está sedienta por exponer la auténtica naturaleza machista, de un falso feminismo, que la ha violentado, en defensa de su caso: el chico bueno que todos aman es responsable de violencia ciber sexual. Esas son las razones de Drea para cometer revancha.
Por el contrario, la revancha retratada en el largometraje y, que se extrapola en la
realidad, se ejecuta premeditadamente para perjudicar a quienes fueron sus
parejas. Ante esto, el INJUVE (Instituto de la Juventud del Gobierno de España),
explica que la revenge porn es “realizada con dolo y que se agrava al implicar a
una persona con la que se mantuvo una relación íntima de confianza”. El hombre en
turno, Max, revela durante el tercer acto de la película que el éxito académico de
Drea, sumada a la ausencia de devoción hacia él, fueron los catalizadores.
La ficción satírica de Do Revenge culmina la travesía tortuosa de Drea en un final
feliz. Drea consigue revelar la verdad detrás de la filtración de su video y Max queda
evidenciado con la opinión pública alineándose a favor de Drea. Sin embargo, no
todos los casos de revenge porn concluyen en resoluciones satisfactorias. Amanda
Todds, de las primeras víctimas virales que se ha cobrado este crimen, concluyó su
vida por el acoso y trauma que derivó su ex novio tras filtrar sus fotografías.
Es cuando oficialmente, desde el 2020, Olimpia Coral (activista sobreviviente y víctima) inicia el resarcimiento en nombre de todas las mujeres de México con
la Ley Olimpia; un conjunto de reformas legislativas que tipifican la violencia a la
intimidad sexual en medios digitales como un delito acreedor de cuatro a seis años
de prisión.
Ante la indiferencia de las instituciones y el trato mezquino que le ofreció la sociedad como única respuesta a las acciones de su ex pareja, Olimpia de dieciséis años dedicó se empeñó en hacerse justicia para ella misma asegurando que las mujeres que le precedieran también estuvieran legalmente protegidas en futuras
agravaciones: porque si algo le había revelado la traición de su ex pareja es la
naturaleza del hombre que actuará sin temer que hayan secuelas.
O al menos era así hasta que la profecía de María Felix se cumplió. Las mujeres
ya no aceptan el trato de “ciudadana de segunda clase” como explica Olimpia Coral;
la paladina de los derechos de las mujeres. Esa es la verdadera revancha de las
mujeres: justicia en toda la extensión de la ley para aquellas que han sido
violentadas y el ecuánime castigo para todos aquellos que les han jugado sucio
Por: Yara Valeria Ameca Juárez
@yara__valeria





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