El tiempo pasa demasiado rápido. Lo sabemos y sin embargo seguimos detenidos sin intentar arriesgarnos para alcanzar nuestros propósitos. ¿Qué estamos esperando? Quizá esperamos un milagro que alguna magia sea tan potente que logre modificar todo en segundos, incluso nuestro interior… o tal vez solo decidimos quedarnos así. Por ejemplo, hablamos con una persona y nos quejamos de todo, del trabajo que no agrada, de los problemas familiares, de la casa que no es cómoda, del estudio y de la diversión; por lo que se necesita un cambio.

Muchas veces cuando una persona habla de cambiar su vida notamos que lo dice, es como si fuera un auto y no es así. Nuestra vida no la podemos publicar en un diario y ofrecerla a un buen precio para luego comprar otra que nos quede mejor, o que no tenga demasiados problemas. Nuestra vida tiene un solo dueño y es nuestro patrimonio. Depende de nosotros hacer hasta lo imposible para lograr ser felices y autorrealizarnos.

En el diario vivir siempre  se nos presentan oportunidades  para cambiar, para crecer, para mejorar. Podemos seguir caminando solo por caminar o podemos ir tomando de cada una de esas oportunidades la energía motivadora que de pronto nos hace vibrar y arriesgarnos. No podemos reconocer nuestro potencial si no nos animamos a corregir esos riesgos.

Cuando nos sucede algo inesperado reconocemos una fuerza, una motivación, una energía, que no sabíamos que existía dentro de nosotros. Pero es necesario pasar por esas pruebas para saber hasta donde podemos llegar o cuanto podremos lograr. Todos tenemos en nuestro interior las armas necesarias para hacer de nuestra vida, una vida plena y si amamos la vida, si deseamos una vida mejor, y si queremos ser dichosos, solo tenemos que arriesgarnos y empezar a quitar el polvo que cubre ese motor que llevamos dentro y encenderlo para que empiecen a fluir todas esas ganas, esas fuerzas y de esa manera hacer realidad nuestros sueños.

Nacemos siendo individuos y debemos evolucionar hasta convertirnos en la persona que deseamos. Es momento tanto de conseguirlo. Tus emociones, tus pensamientos y tus acciones deben de estar en sintonía para alcanzar tus propósitos. Todo tu ser debe de estar orientado hacia esas metas vitales que para ti custodian tu felicidad.  Reconoce tu potencial. La clave está en seguir avanzando, en arriesgarnos, en saltar muros que nos colocan para demostrarnos que es posible superarnos cada día.

Lic. Adriana L. Franco Sampayo / @adrianalorenafrancosampayo

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