Photo by cottonbro studio on Pexels.com

Arthur Ignatius Conan Doyle nació el 22 de mayo de 1859, en Edimburgo, Escocia, en el seno de una familia católica irlandesa. Fue el tercero de diez hijos. Su madre, Mary Foley, provenía de una familia de artistas, y su padre, Charles Altamont Doyle, era artista y alcohólico. La familia Doyle experimentó dificultades financieras, y Arthur creció en un ambiente tenso, marcado por la enfermedad mental de su padre.

Conan Doyle recibió su educación en escuelas católicas y más tarde ingresó a la Universidad de Edimburgo para estudiar medicina. Durante sus años de estudiante, trabajó como aprendiz de médico en la Clínica Royal Infirmary, experiencia que influyó en la creación del icónico detective Sherlock Holmes. Desde joven, Doyle demostró un interés temprano en la literatura y escribió historias en su juventud. Su admiración por Edgar Allan Poe, cuyos relatos detectivescos influyeron en el desarrollo de Holmes, era evidente. También quedó impresionado por el profesor Joseph Bell, cuyas habilidades deductivas y observacionales inspiraron la caracterización de Sherlock Holmes.

Bell, profesor de medicina en la Universidad de Edimburgo, dejó una marca indeleble en Arthur Conan Doyle. Era conocido por sus habilidades deductivas y la capacidad de hacer inferencias precisas a partir de pequeños detalles observados en sus pacientes. La capacidad de Holmes para deducir información a partir de evidencia mínima refleja la influencia de Bell en su creación. Aunque en menor medida, algunos sugieren que Edmond Locard, un criminólogo francés, también pudo haber influido en Holmes. Locard es famoso por establecer el principio de «cada contacto deja una marca», similar a la atención de Holmes a los detalles y las pistas.

Arthur Conan Doyle fue nombrado Caballero (Sir) por sus servicios durante la Segunda Guerra de los Bóers. El título fue conferido por el rey Eduardo VII en 1902. Conan Doyle había trabajado como médico voluntario en un hospital durante la guerra y había escrito una defensa de la causa británica. Su contribución y apoyo a la guerra fueron reconocidos con el título de caballero, una distinción honorífica en el sistema de honores británico.

Photo by cottonbro studio on Pexels.com

Así, a partir de 1902, Arthur Conan Doyle fue conocido como Sir Arthur Conan Doyle. El título de «Sir» es una forma de honor otorgada por el monarca británico a personas destacadas en varios campos por sus servicios y contribuciones. Conan Doyle obtuvo su título en medicina, pero su verdadera pasión estaba en la escritura. Publicó historias en revistas y tuvo éxito con su novela «Un estudio en escarlata», que introdujo al famoso detective Sherlock Holmes y a su compañero, el Dr. John Watson. La primera parte de la novela se publicó en la revista «Beeton’s Christmas Annual» en noviembre de 1887.

El nombre «Sherlock» fue tomado de un jugador de cricket contemporáneo de Doyle, mientras que «Holmes» podría haberse inspirado en Oliver Wendell Holmes, un médico y escritor estadounidense. Doyle, en un intento por diversificar su escritura, «mató» a Holmes en la historia «El problema final», pero la presión del público lo llevó a resucitar al detective en historias posteriores. Aparte de Holmes, Doyle también escribió novelas históricas, ciencia ficción, y fue un defensor del espiritismo, incluso después de la muerte de su hijo en la Primera Guerra Mundial.

La primera historia de Sherlock Holmes, «Estudio en escarlata», sigue al detective y al Dr. Watson mientras resuelven un misterioso asesinato vinculado a la secta mormona. La historia fue un éxito inmediato, estableciendo a Holmes como un personaje icónico en la literatura detectivesca. Arthur Conan Doyle dejó un legado literario duradero con Sherlock Holmes, un personaje que trascendió su tiempo y se convirtió en una figura inmortal en la cultura popular. La habilidad de Doyle para mezclar su experiencia médica con su aguda observación y su narrativa maestra, influenciada por la figura de Joseph Bell, le aseguraron un lugar destacado en la historia literaria.

Sir Arthur Conan Doyle escribió cuatro novelas y 56 relatos cortos protagonizados por Sherlock Holmes. Las cuatro novelas son «Estudio en escarlata», «El signo de los cuatro», «El perro de los Baskerville» y «El valle del terror». Los relatos cortos se encuentran en cinco colecciones: «Las aventuras de Sherlock Holmes», «Las memorias de Sherlock Holmes», «El regreso de Sherlock Holmes», «Su última reverencia» y «El archivo de Sherlock Holmes».

El material de Sherlock Holmes se ha extendido de manera significativa a cine y televisión. Desde las primeras adaptaciones cinematográficas en la era del cine mudo, el personaje de Holmes ha sido representado en numerosas películas y programas de televisión a lo largo del tiempo. Algunas de las adaptaciones más notables incluyen las películas protagonizadas por Basil Rathbone en la década de 1940 y las adaptaciones modernas, como la serie de la BBC «Sherlock» protagonizada por Benedict Cumberbatch. La versatilidad y la atemporalidad de los personajes han permitido que las historias de Sherlock Holmes continúen siendo una fuente de inspiración para nuevas interpretaciones en diversos medios.

La obra de Arthur Conan Doyle, especialmente las historias de Sherlock Holmes, ha demostrado ser resistente y adaptable a lo largo del tiempo. En la era de la narrativa transmedia, donde las historias se extienden a través de múltiples plataformas y medios, es probable que la obra de Conan Doyle continúe evolucionando y expandiéndose de diversas maneras.

Photo by RDNE Stock project on Pexels.com

Algunas posibles evoluciones podrían incluir:

Adaptaciones Modernas: Reinterpretar las historias de Sherlock Holmes en entornos contemporáneos, como se vio en la serie «Sherlock» de la BBC.

Experiencias Interactivas: Crear juegos, aplicaciones y otros medios interactivos que permitan a los usuarios sumergirse en el mundo de Sherlock Holmes, participando activamente en la resolución de casos y explorando tramas adicionales.

Exploración de Personajes Secundarios: Centrarse en personajes menos explorados en las historias originales, como el inspector Lestrade o la señora Hudson, brindando una visión más completa del universo de Sherlock Holmes.

A partir del primer segundo de 2023, las obras literarias de Sherlock Holmes, escritas por Sir Arthur Conan Doyle, han ingresado al dominio público. Este cambio se debe al vencimiento del período de resguardo de derechos de autor bajo la Ley de Protección de la obra del autor. Según la norma general de derechos de autor, que suele ser de 70 años después de la muerte del autor, la extensión de la protección llegó a su fin, y los herederos de Doyle no pudieron extenderla.

Este evento implica que ahora cualquier persona interesada tiene licencia libre para utilizar las historias del famoso detective en diversas formas creativas, como la creación de libros, películas, series, videojuegos o juguetes basados en el icónico personaje londinense y su compañero de aventuras, el Dr. John H. Watson.

Es importante destacar que el dominio público permite la reproducción, distribución y modificación de estas obras sin preocupaciones por posibles violaciones de derechos de autor. Este cambio no solo impacta en el ámbito literario, sino que también abre la puerta a la reinterpretación y adaptación de las historias de Sherlock Holmes en distintos medios, fomentando la creatividad y la expansión de este querido personaje en la cultura popular.

El cambio en el estatus de dominio público de las obras de Sherlock Holmes, específicamente las creadas por Sir Arthur Conan Doyle, tiene implicaciones a nivel mundial. La duración de los derechos de autor varía según las leyes de cada país, pero la noticia generalmente afecta a una amplia audiencia global, ya que las obras de Conan Doyle son conocidas y apreciadas internacionalmente.

En muchos casos, las leyes de derechos de autor siguen estándares internacionales, como el Convenio de Berna, que establece principios para la protección de obras literarias y artísticas. Según este convenio, una vez que las obras entran en el dominio público en un país, los demás países miembros también reconocen ese estatus.

Este cambio permite no solo a creadores y artistas locales, sino a personas de todo el mundo, utilizar las historias de Sherlock Holmes de manera libre y creativa. Esto podría dar lugar a una diversidad de nuevas interpretaciones, adaptaciones y proyectos basados en el famoso detective y su compañero Watson, en diferentes culturas y contextos globales.

La obra de Conan Doyle podría colaborar con otras propiedades literarias o de entretenimiento en narrativas transmedia. Cruzar historias con otros personajes o universos podría generar nuevas y emocionantes tramas.

A través de plataformas digitales, se podría ofrecer contenido expandido en forma de historias cortas, podcasts o incluso animaciones digitales que complementen las historias originales y amplíen el mundo de Sherlock Holmes.

La narrativa transmedia ofrece un vasto terreno para la expansión y evolución de la obra de Conan Doyle, brindando oportunidades creativas para involucrar a audiencias nuevas y existentes en el fascinante mundo de Sherlock Holmes.

Hasta donde recuerdo, la famosa frase «Elemental, querido Watson» nunca aparece en las historias originales, sino que es una versión popularizada en adaptaciones cinematográficas y televisivas. ¿Qué piensas o sabes tú, querido lector?

Lo que recuerdo haber leído en alguno de sus libros en algún momento de la vida son ideas de esas que se quedan grabadas como «Cuando has eliminado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad» y si esa no te hace revolotear el hámster qué tal esta: «La vida es infinitamente más extraña que cualquier cosa que la mente del hombre pueda inventar.»

Con esta historia alcanzo a ver que la genialidad y la creatividad no tienen límites ni caducidad. Con esto refuerzo mi creencia de que las grandes ideas no se crean, porque no somos creadores, sino que se descubren porque están ahí para que nos volvamos exploradores o descubridores de historias y personajes latentes. Lo que uno conoce no es interesante. La verdadera emoción está en lo desconocido que es lo que hay que salir a descubrir.

Por: Emilio Retif / @hermilofono

Deja un comentario

en esta edición